Sunday, July 20, 2025

Consagracion Obispo

Fórmula para la Consagración de un Obispo

 

Dispuesto todo y en buen orden la Iglesia, el Obispo Presidente o algún otro Obispo designado por los Obispos presentes, empezará el Oficio de la Santa Comunión; en el cual ésta será

 

La Colecta

 

DIOS Omnipotente, que por tu Hijo Jesucristo concediste a tus Santos Apóstoles muchos excelentes dones, y les encomendaste que apacentasen tu rebaño; Da tu gracia, te suplicamos, a todos los Obispos, los Pastores de tu Iglesia, para que prediquen con esmero tu Palabra, y administren debidamente su piadosa Disciplina; y concede al pueblo el que obedientemente la guarde; para que todos reciban la corona de gloria eterna; por el mismo tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Y otro Obispo leerá la Epístola

 

Epístola. I Tim. III. 1.

 

PALABRA fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Conviene, pues, que el Obispo sea irreprensible, marido de una mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar; no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado, no litigioso, ajeno de avaricia; que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; (porque el que no sabe gobernar su casa, ¿ cómo cuidara de la Iglesia de Dios?) no un neófito para que no suceda que, hinchado de soberbia caiga en la condenación del diablo. También conviene que tenga buen testimonio de los extraños, porque no caiga en afrenta y en lazo del diablo.

 

O ésta

 

Por Epístola. Hechos XX. 17.

 

Y ENVIANDO desde Mileto a Efuso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Y cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo, desde el primer día que entré en Asia, he estado con vosotros por todo el tiempo, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y tentaciones que me han venido por las asechanzas de los Judíos: como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a los Judíos y a los Gentiles arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo. Y ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer: mas que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que prisiones y tribulaciones me esperan. Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabé mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que yo soy limpio de la sangre de todos: porque no he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por Obispos, para apacentar la Iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño; y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia: el cual es poderoso para sobreedificar, y daros heredad con todos los santificados. La plata, o el oro, o el vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.

 

Después otro Obispo leerá el Evangelio

 

Evangelio. S. Juan XXXI. 15.

 

JESUS dijo a Simón Pedro: ¿Simón, hijo de Jonás, me amas más que éstos? Dícele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos. Vuélvele a decir La segunda vez: ¿Simón, hijo de Jonás, me amas? Respóndele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis ovejas. Dícele la tercera vez: ¿Simón, hijo de Jonás, me amas? Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le dice: Señor, tú sabes todas las cosas: tú sabes que te amo. Dícele Jesús: Apacienta mis ovejas.

 

O éste: Evangelio. S. Juan. XX. 19.

 

COMO fue tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas, donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y les dijo: Paz a vosotros. Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz a vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. Y como hubo dicho esto, sopló sobre ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A los que perdonareis los pecados, les son perdonados; y a los que los retuviereis, les son retenidos.

 

O éste: Evangelio. S. Mat. XXVIII. 18.

 

LLEGANDO Jesús, les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todas las naciones, bautizándolas

En el Nombre del + Padre, y del + Hijo, y del + Espíritu Santo:

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

 

Después se dirá el Credo Niceno, y en seguida el Sermón, que una vez terminado, el Obispo Electo revestido con su roquete, será presentado por dos Obispos de esta Iglesia al Obispo Presidente, o a otro Obispo designado para este fin, el cual estará sentado en su silla cerca de la Santa Mesa, y los Obispos que le presentan, dirán,

 

REVERENDO Padre en Dios, os presentamos a este hombre piadoso y erudito, para que sea Ordenado y Consagrado Obispo.

 

Mandará el Obispo Presidente, que se exhiban los Testimoniales de la persona presentada para la Consagración, y hará que se lean.

 

Después le exigirá la siguiente Promesa de Conformidad con la Doctrina. Disciplina y Culto que también usa la Iglesia Protestante Episcopal de Estados Unidos, sus filiales en America Latina, Puerto Rico y Mar Caribe, Canada y Australia (algunos grupos de África).

 

EN el Nombre de Dios, Amén. Yo N. electo Obispo de la Iglesia Protestante Episcopal, en N. prometo conformidad y obediencia a la Doctrina, Disciplina y Culto de la Iglesia Protestante Episcopal en los Estados Unidos de América. Así me auxilie Dios mediante Jesucristo.

 

Entonces el Obispo Presidente exhortará a la Congregación a orar, diciendo.

 

HERMANOS, escrito está en el Evangelio según San Lucas, que Cristo nuestro Salvador pasó en oración toda la noche antes de elegir y enviar a sus doce Apóstoles. También está escrito que los santos Apóstoles oraron antes de ordenar a Matías para que fuese uno de los Doce. Por lo tanto siguiendo el ejemplo de Cristo nuestro Salvador, y de sus Apóstoles, elevemos nuestras oraciones a Dios Todopoderoso antes de admitir y enviar a este hombre que nos ha sido presentado, a la obra para la que confiamos ha sido llamado por el Espíritu Santo.

 

Entonces se dirá la Letanía salvo que después de la súplica Que te dignes iluminar a todos los Obispos etc., el Sufragio propio será,

 

QUE te dignes bendecir a este nuestro Hermano electo, y enviar sobre él tu gracia, para que pueda desempeñar debidamente el Oficio a que ha sido llamado, para edificación de tu Iglesia, y para honra, alabanza y gloria de tu Nombre; 


Resp. Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

 

Y NÓTESE, Que a discreción del Obispo Presidente, en lugar de la Letanía podrá decirse la Letanía para las Ordenaciones.

 

Después se dirá la siguiente Oración

 

OMNIPOTENTE Dios, Dador de toda buena dádiva, que por tu Espíritu Santo has establecido diversas Ordenes de Ministros en tu Iglesia; Mira misericordiosamente a este tu siervo, llamado ahora a la Obra y Ministerio de Obispo; y cólmalo de tal manera de la verdad de tu Doctrina, y adórnalo con inocencia de vida, que por medio de palabra y buen ejemplo, pueda servirte fielmente en este Oficio, a la gloria de tu Nombre, y edificación y buen gobierno de tu Iglesia; por los méritos de nuestro Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el mismo Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Luego sentado el pueblo, el Obispo Presidente, sentado en su silla, dirá al que va a ser Consagrado,

 

HERMANO, puesto que en la Santa Escritura y en los antiguos Cánones, se nos manda que no procedamos apresuradamente a imponer las manos y admitir persona alguna al Gobierno en la Iglesia de Cristo, la que adquirió a no menos costo que la efusión de su propia sangre; antes de admitiros a esta Administración, os examinaremos sobre ciertos Artículos, para que la Congregación que está presente sepa y pueda atestiguar, de qué modo habéis resuelto conduciros en la Iglesia de Dios.

 

¿ESTAIS persuadido de que verdaderamente sois llamado a este Ministerio, según la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, y lo ordenado por esta Iglesia?



Respuesta. Estoy persuadido.



El Obispo. ¿Estáis persuadido de que las Santas Escrituras contienen toda la Doctrina que se requiere como necesaria para la salvación eterna, por la fe en Jesucristo? ¿Y estáis resuelto a instruir en las mismas Santas Escrituras al pueblo encomendado a vuestro cuidado; y a no enseñar ni sostener, como necesaria para la salvación eterna, ¿ninguna cosa de que no estéis bien persuadido, que pueda deducirse y probarse por las mismas?

 

Respuesta. Estoy persuadido y resuelto por la gracia de Dios

El Obispo. ¿Os dedicaréis entonces con fidelidad al estudio de las Santas Escrituras y pediréis a Dios en oración que os conceda un verdadero entendimiento de estas, a fin de que por medio de ellas seáis apto para enseñar y exhortar con saludable doctrina, y para refutar y convencer a los contradictores?

 

Respuesta. Así lo haré, con el auxilio de Dios

 

El Obispo. ¿Y estáis dispuesto a desterrar y rechazar de la Iglesia, con toda fidelidad y diligencia, toda doctrina errónea y extraña contraria a la Palabra de Dios, y tanto en privado como en público a exhortar y estimular a los demás a que hagan lo mismo?

 

Respuesta. Estoy dispuesto, con el auxilio del Señor.

 

El Obispo. ¿Renunciaréis a toda impiedad, y a todos los deseos profanos, viviendo en este mundo, sobria, justa, y piadosamente; de modo que seáis en todo un dechado de buenas obras para los demás, para que el adversario confundido, ¿no tenga nada que decir en contra vuestra?

 

Respuesta. Así lo haré, con el auxilio del Señor.

 

El Obispo. ¿Conservaréis y promoveréis en cuanto os sea posible, la tranquilidad, amor y paz entre todos los hombres; y aplicaréis con diligencia tal disciplina por autoridad de la Palabra de Dios y las ordenanzas de esta Iglesia?
Respuesta. Así lo haré, con el auxilio de Dios.

 

El Obispo. ¿Seréis fiel en ordenar, enviar o imponer las manos a otros?

 

Respuesta. Así seré, con el auxilio de Dios

 

El Obispo. ¿Os mostraréis benévolo y misericordioso por amor de Cristo para con los pobres y necesitados, y para con todos los extraños destituidos de todo auxilio?

 

Respuesta. Así me mostraré, con el auxilio de Dios

 

Entonces poniéndose todos de pie, el Obispo Presidente dirá,

 

EL Dios Omnipotente, nuestro Padre celestial, que os ha dado esa buena voluntad de hacer todas estas cosas; Os conceda también la fuerza y el poder para cumplirlas; de modo que Él pueda realizar en vos la buena obra que ha comenzado, y podáis ser hallado perfecto e irreprensible en el último día, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Ahora el Obispo electo se revestirá con los demás hábitos episcopales y se arrodillará, y entonces se cantará o rezará el Veni, Creator Spiritus, empezando el Obispo Presidente, y alternando con él los Obispos y otras personas que estuvieren presentes, puestos de pie.

 

Veni, Creator Spiritus.

 

VEN, Santo Espíritu Creador,
Inflama el alma en santo amor.
Tú que eres celestial unción
E impartes septiforme don.

Con tu bendita unción nos das
Consuelo, vida, amor y paz.
Arde en perpetua claridad
Que alumbre nuestra ceguedad.

Aviva y vierte en nuestro ser
Tu gracia y celestial poder.
Ahuyenta al malo, y a nuestro hogar
Resguarda en paz y bienestar.

El Padre, el Hijo y de los dos
Tú el procedente, al Trino Dios;
Haz que podamos comprender,
Y un canto eterno así ofrecer:
    Gloria al Padre, al Hijo honor,
    Y al Santo Espíritu loor. Amén.

 

O éste.

 

OH, tú precioso Espíritu divino
Santo Consolador,
Dios, con el Padre e Hijo, Uno y Trino,
Dios de Paz y de Amor.

Eres la Fuente y Manantial constante
De gozo bienhechor:
El amor dulce, el fuego deslumbrante,
La espiritual Unción.

De la Iglesia de Cristo tus mil dones
Sostén y apoyo son:
La Ley trazas en fieles corazones
Cual dedo del Señor.

En la aflicción, en el pesar y el duelo,
Eres consolación.
Inestimable don que desde el cielo
Nos concede el Señor.

Y pues que nuestro Jefe eres amado,
Haz que en toda ocasión
Escapemos las redes del pecado
Y huyamos del error.
Amén.

 

Terminado esto, el Obispo Presidente dirá,

 

Señor, oye nuestra oración

Resp. Y llegue a ti nuestro clamor

 

Oremos

 

DIOS Todopoderoso, y Padre misericordiosísimo, que, por tu infinita bondad, nos diste a tu único y muy amado Hijo Jesucristo, para que fuese nuestro Redentor, y el Autor de la vida eterna; quien, habiendo consumado nuestra redención por su muerte, y después de su ascensión a los cielos, derramó abundantemente sus dones sobre los hombres, constituyendo a unos, Apóstoles; a otros, Profetas; a otros, Evangelistas; a otros, Pastores y Doctores, para la edificación y perfección de su Iglesia; Concede, te suplicamos, a este tu siervo, tal gracia, para que siempre esté dispuesto a proclamar tu Evangelio, las buenas nuevas de nuestra reconciliación contigo, por doquiera, y para que use la autoridad que se le concede, no para destrucción, sino para salvación; no para dañar, sino para socorrer: de modo que, cual siervo fiel y prudente dé a su debido tiempo a tu familia lo que le corresponde, y que obtenga al fin el gozo sempiterno; mediante Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo es un solo Dios que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Después el Obispo Presidente, y los otros Obispos presentes, impondrán las Manos sobre la Cabeza del Obispo Electo, que estará arrodillado delante de ellos, y el Obispo Presidente dirá,

 

RECIBID el Espíritu Santo, para el Oficio y Obra de Obispo en la Iglesia de Dios, que ahora se os confiere por la Imposición de nuestras manos; En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Y recordad que tenéis que despertar la gracia de Dios que os es dada por esta Imposición de nuestras manos; porque Dios no nos ha dado el espíritu de temor, sino el de poder, y de amor, y de cordura.

 

Entonces el Obispo Presidente le entregará la Biblia, diciendo,

 

DAD atención a la lectura, exhortación y doctrina. Meditad en lo que este Libro contiene. Procurad con esmero que vuestros progresos en ella sean manifiestos a todos los hombres: pues que haciendo esto, os salvaréis a vos mismo y a los que os escucharen. Sed pastor del rebaño de Cristo, no lobo, apacentad sus ovejas, y no las devoréis. Sostened a las débiles, curad a las enfermas, vendad a las quebrantadas, atraed a las desvalidas, buscad a las extraviadas. Sed misericordioso a fin de que no seáis remiso: administrad con disciplina, sin olvidar la misericordia, para que cuando vuelva el gran Pastor recibáis la corona inmarcesible de gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Entonces el Obispo Presidente continuará el Oficio de la Santa Comunión, y tanto él como el Obispo nuevamente consagrado, y los otros Obispos comulgarán.

 

Inmediatamente antes de la Bendición, se dirá la siguiente Oración.

 

PADRE misericordiosísimo, Suplicámoste que derrames sobre este tu siervo tu bendición celestial; y de tal modo llénalo de tu Espíritu Santo, que al predicar tu Palabra, no solamente sea diligente para amonestar, suplicar y reprender, con toda paciencia y doctrina; sino que sea también un ejemplo saludable para los fieles, en palabra, en conducta, en caridad, en fe, en castidad y en pureza; para que terminada felizmente su carrera, reciba en el último día la corona de justicia preparada por el Señor Jesús, el Juez justo, que contigo y el mismo Espíritu Santo es un solo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

LA Paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guarde vuestros corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor: Y la Bendición de Dios Omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea con vosotros, y more con vosotros eternamente. Amén.

 

 

Letanía para las Ordenaciones

 

OH, Dios Padre,

Ten misericordia de nosotros

Oh, Dios Hijo,

Ten misericordia de nosotros

Oh, Dios Espíritu Santo,

Ten misericordia de nosotros

Oh, Santa Trinidad, un Dios,

Ten misericordia de nosotros

 

TE suplicamos nos oigas, buen Señor; y que te dignes conceder paz a todo el mundo, y a tu Iglesia;

 

Suplicámoste nos oigas, buen Señor

 

Que te dignes santificar y bendecir a tu Iglesia por todo el mundo;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor

Que te dignes inspirar en todos los Obispos, Presbíteros y Diáconos, amor hacia ti y tu verdad;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor


Que te dignes dotar a todos los Ministros de tu Iglesia con devoción a tu gloria y a la salvación de las almas;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor

 

Aquí, en la Ordenación de Diáconos o de Presbíteros se dirá,

 

Que te dignes bendecir a estos tus siervos, que ahora van a ser admitidos a la Orden de Presbíteros, y derramar tu gracia sobre ellos; para que puedan debidamente ejercer su Oficio para la edificación de tu Iglesia y la gloria de tu Santo Nombre;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor

 

Aquí, en la Consagración de un Obispo se dirá,

 

Que te dignes bendecir a este nuestro hermano electo, y enviar sobre él tu gracia, para que pueda debidamente ejercer el Oficio al cual es llamado, para la edificación de tu Iglesia, y honor, alabanza y gloria de tu Nombre;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor


Que te dignes guiar, por medio de tu Espíritu morando en ellos, a todos los que llamas al Ministerio de tu Iglesia; para que puedan seguir adelante con valor, y perseverar hasta el fin;

Suplicámoste nos oigas, buen Señor


 Que te dignes aumentar el número de Ministros en tu Iglesia, para que el Evangelio sea predicado a todos los pueblos;
   

Suplicámoste nos oigas, buen Señor

 

Que te dignes apresurar el cumplimiento de tu propósito, para que tu Iglesia sea una;

 

Suplicámoste nos oigas, buen Señor


Que te dignes conceder que nosotros, con todos tus santos, seamos partícipes de tu reino eterno; Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

 

Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros

Señor, ten misericordia de nosotros

 

PADRE nuestro, que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, Así en la tierra como en los cielos. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, Mas líbranos de mal. Amén.

 

Ministro. Oye nuestra voz, oh, Señor, cuando clamamos a ti;

Resp. Ten misericordia de nosotros y óyenos

Ministro. Oh, Señor, levántate, auxílianos;

Resp. Y líbranos por amor de tu Nombre

 

Ministro. Sean tus Sacerdotes revestidos de justicia;

Resp. Y canten tus santos con alegría

Ministro. Señor, oye nuestra oración.

Resp. Y llegue a ti nuestro clamor

 

Oremos.

 

OH, Dios, que siempre santificas y proteges a tu Iglesia; Levanta en ella, mediante tu Espíritu, buenos y fieles mayordomos de los misterios de Cristo, para que por su ministerio y ejemplo tu pueblo pueda permanecer en tu favor y ser guiado en el camino de la verdad; mediante Jesucristo nuestro Señor, que en unidad vive y reina contigo y el mismo Espíritu siempre, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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