Fórmula para la Consagración de un Obispo
Dispuesto todo y en buen orden la Iglesia, el
Obispo Presidente o algún otro Obispo designado por los Obispos presentes,
empezará el Oficio de la Santa Comunión; en el cual ésta será La Colecta DIOS Omnipotente, que por tu Hijo Jesucristo
concediste a tus Santos Apóstoles muchos excelentes dones, y les encomendaste
que apacentasen tu rebaño; Da tu gracia, te suplicamos, a todos los Obispos,
los Pastores de tu Iglesia, para que prediquen con esmero tu Palabra, y
administren debidamente su piadosa Disciplina; y concede al pueblo el que
obedientemente la guarde; para que todos reciban la corona de gloria eterna;
por el mismo tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén. Y otro Obispo leerá la Epístola Epístola. I Tim.
III. 1. PALABRA fiel: Si alguno anhela obispado, buena
obra desea. Conviene, pues, que el Obispo sea irreprensible, marido de una
mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar; no
amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado,
no litigioso, ajeno de avaricia; que gobierne bien su casa, que tenga sus
hijos en sujeción con toda honestidad; (porque el que no sabe gobernar su
casa, ¿ cómo cuidara de la Iglesia de Dios?) no un neófito para que no suceda
que, hinchado de soberbia caiga en la condenación del diablo. También
conviene que tenga buen testimonio de los extraños, porque no caiga en
afrenta y en lazo del diablo. O ésta Por Epístola. Hechos
XX. 17. Y ENVIANDO desde Mileto a Efuso, hizo llamar a
los ancianos de la iglesia. Y cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis
cómo, desde el primer día que entré en Asia, he estado con vosotros por todo
el tiempo, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y
tentaciones que me han venido por las asechanzas de los Judíos: como nada que
fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las
casas, testificando a los Judíos y a los Gentiles arrepentimiento para con
Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo. Y ahora, he aquí, ligado yo en
espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer: mas que
el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que
prisiones y tribulaciones me esperan. Mas de ninguna cosa hago caso, ni
estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabé mi carrera con
gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos
vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi
rostro. Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que yo soy limpio de la
sangre de todos: porque no he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios.
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo
os ha puesto por Obispos, para apacentar la Iglesia del Señor, la cual ganó
por su sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de
vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño; y de vosotros mismos se
levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras
sí. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he
cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo
a Dios, y a la palabra de su gracia: el cual es poderoso para sobreedificar,
y daros heredad con todos los santificados. La plata, o el oro, o el vestido
de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido
necesario, y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os
he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y
tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada
cosa es dar que recibir. Después otro Obispo leerá el Evangelio Evangelio. S. Juan
XXXI. 15. JESUS dijo a Simón Pedro: ¿Simón, hijo de Jonás,
me amas más que éstos? Dícele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele:
Apacienta mis corderos. Vuélvele a decir La segunda vez: ¿Simón, hijo de
Jonás, me amas? Respóndele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta
mis ovejas. Dícele la tercera vez: ¿Simón, hijo de Jonás, me amas?
Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le dice:
Señor, tú sabes todas las cosas: tú sabes que te amo. Dícele Jesús: Apacienta
mis ovejas. O éste: Evangelio. S. Juan. XX. 19. COMO fue tarde aquel día, el primero de la
semana, y estando las puertas cerradas, donde los discípulos estaban juntos
por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y les dijo: Paz a
vosotros. Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado. Y los
discípulos se gozaron viendo al Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz
a vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. Y como hubo
dicho esto, sopló sobre ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A los
que perdonareis los pecados, les son perdonados; y a los que los retuviereis,
les son retenidos. O éste: Evangelio. S. Mat. XXVIII. 18. LLEGANDO Jesús, les habló diciendo: Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todas las
naciones, bautizándolas En el Nombre del + Padre, y del + Hijo, y del + Espíritu Santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. |
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Después se dirá el Credo Niceno, y en seguida el
Sermón, que una vez terminado, el Obispo Electo revestido con su roquete,
será presentado por dos Obispos de esta Iglesia al Obispo Presidente, o a
otro Obispo designado para este fin, el cual estará sentado en su silla cerca
de la Santa Mesa, y los Obispos que le presentan, dirán, REVERENDO Padre en Dios, os presentamos a este
hombre piadoso y erudito, para que sea Ordenado y Consagrado Obispo. Mandará el Obispo Presidente, que se exhiban los
Testimoniales de la persona presentada para la Consagración, y hará que se
lean. Después le exigirá la siguiente Promesa de
Conformidad con la Doctrina. Disciplina y Culto que también usa la Iglesia
Protestante Episcopal de Estados Unidos, sus filiales en America Latina,
Puerto Rico y Mar Caribe, Canada y Australia (algunos grupos de África). EN el Nombre de Dios, Amén. Yo N. electo
Obispo de la Iglesia Protestante Episcopal, en N. prometo conformidad
y obediencia a la Doctrina, Disciplina y Culto de la Iglesia Protestante
Episcopal en los Estados Unidos de América. Así me auxilie Dios mediante
Jesucristo. Entonces el Obispo Presidente exhortará a la
Congregación a orar, diciendo. HERMANOS, escrito está en el Evangelio según San
Lucas, que Cristo nuestro Salvador pasó en oración toda la noche antes de
elegir y enviar a sus doce Apóstoles. También está escrito que los santos
Apóstoles oraron antes de ordenar a Matías para que fuese uno de los Doce.
Por lo tanto siguiendo el ejemplo de Cristo nuestro Salvador, y de sus
Apóstoles, elevemos nuestras oraciones a Dios Todopoderoso antes de admitir y
enviar a este hombre que nos ha sido presentado, a la obra para la que
confiamos ha sido llamado por el Espíritu Santo. Entonces se dirá la Letanía salvo que después de
la súplica Que te dignes iluminar a todos los Obispos etc., el Sufragio
propio será, QUE te dignes bendecir a este nuestro Hermano electo, y enviar sobre él tu gracia, para que pueda desempeñar debidamente el Oficio a que ha sido llamado, para edificación de tu Iglesia, y para honra, alabanza y gloria de tu Nombre; Resp. Suplicámoste nos oigas, buen Señor. Y NÓTESE, Que
a discreción del Obispo Presidente, en lugar de la Letanía podrá decirse la
Letanía para las Ordenaciones. Después se dirá la siguiente Oración OMNIPOTENTE Dios, Dador de toda buena dádiva, que
por tu Espíritu Santo has establecido diversas Ordenes de Ministros en tu
Iglesia; Mira misericordiosamente a este tu siervo, llamado ahora a la Obra y
Ministerio de Obispo; y cólmalo de tal manera de la verdad de tu Doctrina, y
adórnalo con inocencia de vida, que por medio de palabra y buen ejemplo,
pueda servirte fielmente en este Oficio, a la gloria de tu Nombre, y
edificación y buen gobierno de tu Iglesia; por los méritos de nuestro
Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el mismo Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén. Luego sentado el pueblo, el Obispo Presidente,
sentado en su silla, dirá al que va a ser Consagrado, HERMANO, puesto que en la Santa Escritura y en
los antiguos Cánones, se nos manda que no procedamos apresuradamente a
imponer las manos y admitir persona alguna al Gobierno en la Iglesia de
Cristo, la que adquirió a no menos costo que la efusión de su propia sangre;
antes de admitiros a esta Administración, os examinaremos sobre ciertos
Artículos, para que la Congregación que está presente sepa y pueda
atestiguar, de qué modo habéis resuelto conduciros en la Iglesia de Dios. |
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¿ESTAIS persuadido de que verdaderamente sois
llamado a este Ministerio, según la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, y
lo ordenado por esta Iglesia?
Respuesta. Estoy
persuadido.
El Obispo. ¿Estáis
persuadido de que las Santas Escrituras contienen toda la Doctrina que se
requiere como necesaria para la salvación eterna, por la fe en Jesucristo? ¿Y
estáis resuelto a instruir en las mismas Santas Escrituras al pueblo
encomendado a vuestro cuidado; y a no enseñar ni sostener, como necesaria
para la salvación eterna, ¿ninguna cosa de que no estéis bien persuadido, que
pueda deducirse y probarse por las mismas? Respuesta. Estoy
persuadido y resuelto por la gracia de Dios El Obispo. ¿Os
dedicaréis entonces con fidelidad al estudio de las Santas Escrituras y
pediréis a Dios en oración que os conceda un verdadero entendimiento de estas,
a fin de que por medio de ellas seáis apto para enseñar y exhortar con
saludable doctrina, y para refutar y convencer a los contradictores? Respuesta. Así lo
haré, con el auxilio de Dios El Obispo. ¿Y
estáis dispuesto a desterrar y rechazar de la Iglesia, con toda fidelidad y
diligencia, toda doctrina errónea y extraña contraria a la Palabra de Dios, y
tanto en privado como en público a exhortar y estimular a los demás a que
hagan lo mismo? Respuesta. Estoy
dispuesto, con el auxilio del Señor. El Obispo.
¿Renunciaréis a toda impiedad, y a todos los deseos profanos, viviendo en
este mundo, sobria, justa, y piadosamente; de modo que seáis en todo un
dechado de buenas obras para los demás, para que el adversario confundido,
¿no tenga nada que decir en contra vuestra? Respuesta. Así lo
haré, con el auxilio del Señor. El Obispo.
¿Conservaréis y promoveréis en cuanto os sea posible, la tranquilidad, amor y
paz entre todos los hombres; y aplicaréis con diligencia tal disciplina por
autoridad de la Palabra de Dios y las ordenanzas de esta Iglesia? El Obispo. ¿Seréis
fiel en ordenar, enviar o imponer las manos a otros? Respuesta. Así
seré, con el auxilio de Dios El Obispo. ¿Os
mostraréis benévolo y misericordioso por amor de Cristo para con los pobres y
necesitados, y para con todos los extraños destituidos de todo auxilio? Respuesta. Así me
mostraré, con el auxilio de Dios Entonces poniéndose todos de pie, el Obispo
Presidente dirá, EL Dios Omnipotente, nuestro Padre celestial, que
os ha dado esa buena voluntad de hacer todas estas cosas; Os conceda también
la fuerza y el poder para cumplirlas; de modo que Él pueda realizar en vos la
buena obra que ha comenzado, y podáis ser hallado perfecto e irreprensible en
el último día, por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Ahora el Obispo electo se revestirá con los demás
hábitos episcopales y se arrodillará, y entonces se cantará o rezará el Veni,
Creator Spiritus, empezando el Obispo Presidente, y alternando con él los
Obispos y otras personas que estuvieren presentes, puestos de pie. |
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Veni, Creator Spiritus. VEN, Santo Espíritu Creador, Con tu bendita unción nos das Aviva y vierte en nuestro ser El Padre, el Hijo y de los dos O éste. OH, tú precioso Espíritu divino Eres la Fuente y Manantial constante De la Iglesia de Cristo tus mil dones En la aflicción, en el pesar y el duelo, Y pues que nuestro Jefe eres amado, Terminado esto, el Obispo Presidente dirá, Señor, oye nuestra oración Resp. Y llegue
a ti nuestro clamor Oremos DIOS Todopoderoso, y Padre misericordiosísimo,
que, por tu infinita bondad, nos diste a tu único y muy amado Hijo
Jesucristo, para que fuese nuestro Redentor, y el Autor de la vida eterna;
quien, habiendo consumado nuestra redención por su muerte, y después de su
ascensión a los cielos, derramó abundantemente sus dones sobre los hombres,
constituyendo a unos, Apóstoles; a otros, Profetas; a otros, Evangelistas; a
otros, Pastores y Doctores, para la edificación y perfección de su Iglesia;
Concede, te suplicamos, a este tu siervo, tal gracia, para que siempre esté
dispuesto a proclamar tu Evangelio, las buenas nuevas de nuestra
reconciliación contigo, por doquiera, y para que use la autoridad que se le
concede, no para destrucción, sino para salvación; no para dañar, sino para
socorrer: de modo que, cual siervo fiel y prudente dé a su debido tiempo a tu
familia lo que le corresponde, y que obtenga al fin el gozo sempiterno;
mediante Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo es un solo
Dios que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén. Después el Obispo Presidente, y los otros Obispos
presentes, impondrán las Manos sobre la Cabeza del Obispo Electo, que estará
arrodillado delante de ellos, y el Obispo Presidente dirá, RECIBID el Espíritu Santo, para el Oficio y Obra
de Obispo en la Iglesia de Dios, que ahora se os confiere por la Imposición
de nuestras manos; En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. Y recordad que tenéis que despertar la gracia de Dios que os es dada
por esta Imposición de nuestras manos; porque Dios no nos ha dado el espíritu
de temor, sino el de poder, y de amor, y de cordura. Entonces el Obispo Presidente le entregará la
Biblia, diciendo, DAD atención a la lectura, exhortación y
doctrina. Meditad en lo que este Libro contiene. Procurad con esmero que
vuestros progresos en ella sean manifiestos a todos los hombres: pues que
haciendo esto, os salvaréis a vos mismo y a los que os escucharen. Sed pastor
del rebaño de Cristo, no lobo, apacentad sus ovejas, y no las devoréis.
Sostened a las débiles, curad a las enfermas, vendad a las quebrantadas,
atraed a las desvalidas, buscad a las extraviadas. Sed misericordioso a fin
de que no seáis remiso: administrad con disciplina, sin olvidar la
misericordia, para que cuando vuelva el gran Pastor recibáis la corona
inmarcesible de gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Entonces el Obispo Presidente continuará el
Oficio de la Santa Comunión, y tanto él como el Obispo nuevamente consagrado,
y los otros Obispos comulgarán. Inmediatamente antes de la Bendición, se dirá la
siguiente Oración. PADRE misericordiosísimo, Suplicámoste que
derrames sobre este tu siervo tu bendición celestial; y de tal modo llénalo
de tu Espíritu Santo, que al predicar tu Palabra, no solamente sea diligente
para amonestar, suplicar y reprender, con toda paciencia y doctrina; sino que
sea también un ejemplo saludable para los fieles, en palabra, en conducta, en
caridad, en fe, en castidad y en pureza; para que terminada felizmente su
carrera, reciba en el último día la corona de justicia preparada por el Señor
Jesús, el Juez justo, que contigo y el mismo Espíritu Santo es un solo Dios,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. LA Paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde vuestros corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su
Hijo Jesucristo nuestro Señor: Y la Bendición de Dios Omnipotente, el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo, sea con vosotros, y more con vosotros
eternamente. Amén. |
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OH, Dios Padre,
Ten misericordia de
nosotros
Oh, Dios Hijo,
Ten misericordia de
nosotros
Oh, Dios Espíritu Santo,
Ten misericordia de
nosotros
Oh, Santa Trinidad, un Dios,
Ten misericordia de
nosotros
TE suplicamos nos oigas, buen Señor; y que te
dignes conceder paz a todo el mundo, y a tu Iglesia;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Que te dignes santificar y bendecir a tu Iglesia
por todo el mundo;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Que te dignes inspirar en todos los Obispos,
Presbíteros y Diáconos, amor hacia ti y tu verdad;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Que te dignes dotar a todos los Ministros de tu Iglesia con devoción a tu
gloria y a la salvación de las almas;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Aquí, en la
Ordenación de Diáconos o de Presbíteros se dirá,
Que te dignes bendecir a estos tus siervos, que
ahora van a ser admitidos a la Orden de Presbíteros, y derramar tu gracia sobre
ellos; para que puedan debidamente ejercer su Oficio para la edificación de tu
Iglesia y la gloria de tu Santo Nombre;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Aquí, en la
Consagración de un Obispo se dirá,
Que te dignes bendecir a este nuestro hermano
electo, y enviar sobre él tu gracia, para que pueda debidamente ejercer el
Oficio al cual es llamado, para la edificación de tu Iglesia, y honor, alabanza
y gloria de tu Nombre;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Que te dignes guiar, por medio de tu Espíritu morando en ellos, a todos los que
llamas al Ministerio de tu Iglesia; para que puedan seguir adelante con valor,
y perseverar hasta el fin;
Suplicámoste
nos oigas, buen Señor
Que te dignes aumentar el número de Ministros en tu Iglesia, para que el
Evangelio sea predicado a todos los pueblos;
Suplicámoste nos
oigas, buen Señor
Que te dignes apresurar el cumplimiento de tu
propósito, para que tu Iglesia sea una;
Suplicámoste
nos oigas, buen Señor
Que te dignes conceder que nosotros, con todos tus santos, seamos partícipes de
tu reino eterno; Suplicámoste nos oigas, buen Señor.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten
misericordia de nosotros
Señor, ten misericordia de nosotros
PADRE nuestro, que estás en los cielos, Santificado
sea tu Nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, Así en la tierra como en los
cielos. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas,
Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la
tentación, Mas líbranos de mal. Amén.
Ministro. Oye nuestra voz, oh,
Señor, cuando clamamos a ti;
Resp. Ten misericordia de
nosotros y óyenos
Ministro. Oh, Señor,
levántate, auxílianos;
Resp. Y líbranos por amor de
tu Nombre
Ministro. Sean tus
Sacerdotes revestidos de justicia;
Resp. Y canten tus santos
con alegría
Ministro. Señor, oye nuestra
oración.
Resp. Y llegue a ti nuestro
clamor
Oremos.
OH, Dios, que siempre santificas y proteges a tu
Iglesia; Levanta en ella, mediante tu Espíritu, buenos y fieles mayordomos de
los misterios de Cristo, para que por su ministerio y ejemplo tu pueblo pueda
permanecer en tu favor y ser guiado en el camino de la verdad; mediante
Jesucristo nuestro Señor, que en unidad vive y reina contigo y el mismo
Espíritu siempre, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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