Fórmulas para Ordenar Diáconos
Llegado el día señalado por el Obispo para este
objeto, se predicará un Sermón o Exhortación, en que se declararán el Oficio
y Obligaciones de los que van a ser admitidos al Diaconado; y cuan necesaria
es esa Orden en la Iglesia de Cristo, y en cuanta estimación también debe
tener el Pueblo a estas personas en su Oficio. Acabado el Sermón un Presbítero presentará al
Obispo, que deberá estar sentado en su silla cerca de la Santa Mesa, aquellos
que desean ser ordenados Diáconos todos adecuadamente revestidos diciendo al
mismo tiempo estas palabras, REVERENDO Padre en Dios, os presento a estas
personas, para que sean admitidas al Diaconado. El Obispo. ADVIERTE que las personas que nos presentas sean
idóneas y dignas por sus conocimientos y buenas costumbres, de ejercer
debidamente su Ministerio para honra de Dios, y edificación de su Iglesia. El Presbítero responderá, HE investigado cuanto a ellos se refiere, los he examinado,
además, y así los considero. Entonces el Obispo dirá al Pueblo, HERMANOS, si alguno de vosotros sabe de algún
impedimento, o crimen notorio de alguno de estos varones, que nos son
presentados para que les ordenemos Diáconos, por el que no debe ser admitido
a este Oficio, preséntese en Nombre de Dios, y declare cuál es el impedimento
o crimen. Y si se objetare algún crimen o impedimento
notorio, el Obispo suspenderá la Ordenación de la persona acusada, hasta que
haya sido demostrada su inculpabilidad. Luego el Obispo (encomendando a las oraciones de
la Congregación los que han sido juzgados dignos de ser ordenados) rezará,
con el Clero y el Pueblo allí presentes, la Letanía. Y NÓTESE, que
después del Sufragio, Que te dignes iluminar a todos los Obispos, etc.,
se dirá el siguiente: QUE te dignes bendecir a estos tus siervos, que
ahora van a ser admitidos a la Orden de Diáconos, y derramar tu gracia sobre
ellos; para que puedan ejercer debidamente, su Oficio, para la edificación de
tu Iglesia, y gloria de tu Santo Nombre; Y NÓTESE, además
que, a discreción del Obispo, en lugar de la Letanía señalada, puede ser
dicha la Letanía para las Ordenaciones. Después se celebrará el Oficio de la Santa
Comunión, con la Colecta, Epístola y Evangelio siguientes. |
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Colecta. OMNIPOTENTE Dios, que por tu divina providencia
has establecido diversas Ordenes de Ministros en tu Iglesia, y que inspiraste
a tus Apóstoles para que eligiesen al Protomártir San Esteban y a los demás,
para la Orden de Diáconos; Mira misericordiosamente a estos tus siervos
llamados ahora al mismo Oficio y Ministerio: cólmalos de tal manera de la
verdad de tu Doctrina, y adórnalos con inocencia de vida, que, por medio de
palabra y buen ejemplo, puedan servirte fielmente en este Oficio, a la gloria
de tu Nombre, y para edificación de tu Iglesia; por los méritos de nuestro
Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, ahora y
por siempre. Amén. Epístola. I Tim.
III. 8. LOS Diáconos asimismo deben ser honestos, no
dobles en palabras, no dados a mucho vino, no amadores de torpes ganancias:
que tengan el misterio de la fe con limpia conciencia. Y éstos también sean
antes probados; y así ministren, si fueren sin crimen. Las mujeres asimismo
honestas, no detractoras, templadas, fieles en todo. Los. Diáconos sean
maridos de una mujer; que gobiernen bien. sus hijos y sus casas. Porque los
que bien ministraren, ganan para sí buen grado, y mucha confianza en la fe
que es en Cristo Jesús. O ésta Por Epístola. Hechos
vi. 2. ASI que, los doce convocaron la multitud de los
discípulos y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y
sirvamos a las mesas. Buscad pues, hermanos, siete varones de vosotros de
buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales
pongamos en esta obra. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el
ministerio de la palabra. Y plugo el parecer a toda la multitud; y eligieron
a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, y a Prócoro, y
a Nicanor, y a Timón, y a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía. A
éstos presentaron delante de los apóstoles: los cuales, orando, les pusieron
las manos encima. Y crecía la palabra del Señor; y el número de los
discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalén; también una gran multitud de
los sacerdotes obedecía a la fe. Entonces el Obispo examinará, en presencia del
pueblo, a cada uno de los Ordenandos del modo siguiente. ¿CREEIS que os halláis interiormente movido por
el Espíritu Santo para tomar sobre vos este Oficio y Ministerio, dedicándoos
al servicio de Dios, para promover su gloria, y la edificación de su pueblo? Respuesta. Así lo
creo. El Obispo. ¿Creéis
que estáis verdaderamente llamado, según la voluntad de nuestro Señor
Jesucristo, y de acuerdo con los Cánones de esta Iglesia, al Ministerio de esta? Respuesta. Así lo
creo. El Obispo. ¿Estáis
persuadido de que las Santas Escrituras contienen toda la Doctrina que se
requiere como necesaria para la salvación eterna por la fe en Jesucristo? Respuesta. Estoy
persuadido. El Obispo. ¿Leeréis
diligentemente las Santas Escrituras al pueblo congregado en la Iglesia a la
que seáis designado para servir? Respuesta. Así lo
haré. El Obispo.
Pertenece al Oficio de Diácono, en la Iglesia que se le asigne para servir,
asistir al Presbítero en el Oficio Divino, y particularmente cuando éste
administre la Santa Comunión, ayudarle a distribuirla; leer las Santas
Escrituras y las Homilías en la Iglesia; instruir a la juventud en el
Catecismo; en ausencia del Presbítero bautizar a los párvulos, y predicar, si
fuere autorizado por el Obispo. Es propio también de su Oficio, informarse de
los enfermos, pobres y desamparados de la Parroquia, para que cuando haya
medios, se les proporcione alivio, mediante las limosnas de los feligreses, o
de otros. ¿Cumpliréis todo esto con alegría y de corazón? Respuesta. Así lo
haré, con el auxilio de Dios. El Obispo. ¿Os
aplicaréis con todo esmero a modelar y conformar vuestra vida y la de
vuestras familias con la Doctrina de Cristo, para que tanto vosotros como
vuestras familias, deis en cuanto os sea posible, al rebaño de Cristo los más
saludables ejemplos? Respuesta. Así lo
haré, con el auxilio del Señor. El Obispo.
¿Obedeceréis con respeto a vuestro Obispo, y a los otros Ministros
principales, que, de acuerdo con los Cánones de la Iglesia, tuvieren
autoridad y gobierno sobre vosotros; siguiendo sus amonestaciones piadosas
con alegría y buena voluntad? Respuesta. Me
esforzaré en hacerlo, con el auxilio del Señor. |
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Entonces el pueblo de pie, el Obispo, poniendo
sus Manos sobre la Cabezo de cada uno de ellos, que estarán humildemente
arrodillados delante de él, dirá, RECIBID la facultad de ejercer en la Iglesia de
Dios, el Oficio de Diácono, que se os confiere, En el Nombre del + Padre, y del + Hijo, y del + Espíritu Santo. Amén. Después el Obispo entregará a cada uno de ellos
el Nuevo Testamento, diciendo, RECIBID la facultad de leer el Evangelio en la
Iglesia de Dios, y de predicarlo, si para este fin fueres autorizado por el
Obispo. Entonces uno de ellos, que señalará el Obispo,
leerá el Evangelio S. Luc. XII. 35. ESTEN ceñidos vuestros lomos, y vuestras
antorchas encendidas; y vosotros, semejantes a hombres que esperan cuando su
señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere y llamare, luego le
abran. Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales, cuando el Señor
viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se
sienten a la mesa, y pasando les servirá. Y aunque venga a la segunda
vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, y los hallare así,
bienaventurados son los tales siervos. Luego el Obispo procederá en el Oficio de la
Santa Comunión, y todos los Ordenados permanecerán, y recibirán en aquel
mismo día la Santa Comunión, con el Obispo. Concluida la Comunión, después de la última
Colecta, y antes de la Bendición, se dirá la Colecta siguiente OMNIPOTENTE Dios, Dador de toda buena dádiva, que
por tu gran benignidad, te has dignado aceptar y admitir a estos tus siervos
al Oficio de Diáconos en tu Iglesia; Haz que sean, te suplicamos, oh Señor,
modestos, humildes y constantes en el desempeño de su Ministerio, que estén
dispuestos a observar toda disciplina espiritual; para que teniendo siempre
el testimonio de una buena conciencia, y continuando siempre firmes y
fortalecidos en Cristo tu Hijo, procedan de tal manera en este Oficio menor,
que sean dignos de ser admitidos a los Ministerios mayores en tu Iglesia; por
el mismo Jesucristo tu Hijo, nuestro Salvador, a quien sea gloria y honra por
los siglos de los siglos. Amén. LA Paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde vuestros corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su
Hijo Jesucristo nuestro Señor: Y la Bendición de Dios Omnipotente, el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo, sea con vosotros, y more con vosotros
eternamente. Amén. Aquí pues, deberá advertirse al Diácono su
obligación de permanecer por espacio de un año entero en el Diaconado (si el
Obispo por causas razonables no juzgare de otro modo) para que pueda adquirir
un conocimiento perfecto, y una experiencia suficiente en lo concerniente a
la Administración Eclesiástica: y si en el desempeño de la Administración se
portare con fidelidad y diligencia, podrá ser admitido por su Diocesano a la
Orden del Presbiterado, en los tiempos señalados en el Canon, o si así lo
exigieren circunstancias urgentes, en algún otro día, en presencia de la
Iglesia en el modo y forma siguiente. |
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