PENTECOSTES En la Domínica de Pentecostés, y los seis días siguientes POR Jesucristo nuestro Señor; conforme a cuya fiel promesa, el Espíritu Santo descendió del cielo, en un tiempo como éste, reposando sobre los Discípulos, para enseñarles, y guiarles a toda verdad; dándoles valor para que con ferviente celo predicasen constantemente el Evangelio a todas las naciones; por cuyo medio hemos sido sacados de tinieblas y error a la luz clara y al conocimiento verdadero de ti, y de tu Hijo Jesucristo. Por tanto, con Ángeles, etc. DOMÍNICA DE LA TRINIDAD En la Fiesta de la Trinidad solamente QUE, con tu Unigénito Hijo, y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, en Trinidad de Personas y en Unidad de Substancia. Porque lo que creemos de tu gloria, oh, Padre, lo mismo creemos del Hijo, y del Espíritu Santo, sin ninguna diferencia de desigualdad. Por tanto, con Ángeles, etc. O éste POR la preciosa muerte y los méritos de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor, y por la venida a nosotros del Espíritu Santo, el Consolador; que son uno contigo en tu Deidad Eterna. Por tanto, con Ángeles, etc. TODOS LOS SANTOS En el día de Todos los Santos, y siete días después QUE, en la multitud de tus santos, nos has rodeado con una nube tan grande de testigos para que, regocijándonos en su comunión, podamos correr con paciencia la carrera que nos es propuesta, y, junto con ellos, recibir la inmarcesible corona de gloria. Por tanto, con Ángeles y Arcángeles, y con toda la compañía del cielo, alabamos y magnificamos tu glorioso Nombre; ensalzándote siempre y diciendo, SANTO, SANTO, SANTO, Señor Dios de los Ejércitos, Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria: Gloria a ti, Oh Señor Altísimo. Amen. Cuando el Presbítero, de pie ante la Santa Mesa haya puesto en orden el Pan y el Vino, de tal manera que pueda con más facilidad y decencia partir el Pan ante el pueblo, y tomar el Cáliz en sus manos, dirá la Oración de Consagración, como sigue. GLORIA a Ti, Dios Omnipotente, nuestro Padre celestial, porque Tú, en tu inmensa misericordia, entregaste a tu único Hijo Jesucristo para sufrir muerte en la Cruz por nuestra redención; quien hizo allí (por la oblación de sí mismo una vez ofrecida) un completo, perfecto y suficiente sacrificio, oblación y satisfacción, por los pecados de todo el mundo; e instituyó, y en su santo Evangelio nos mandó continuar, una perpetua memoria de aquella su preciosa muerte y sacrificio, hasta su segunda venida: Porque en la misma noche en que fue entregado, (a) tomó Pan; y habiendo dado gracias, (b) lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo, Tomad, comed, (c) esto es mi Cuerpo, que por vosotros es dado; Haced esto en memoria de mí. Asimismo, después de la cena, (d) tomó el Cáliz; y habiendo dado gracias, lo dio a ellos, diciendo, Bebed vosotros todos de éste; porque (e) esto es mi Sangre del Nuevo Testamento, que es derramada por vosotros, y por muchos, para remisión de pecados; Haced esto, cuantas veces lo bebiereis; en memoria de mí. La Oblación POR tanto, oh, Señor y Padre celestial, Según la institución de tu amado Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, nosotros, tus humildes siervos, celebramos y hacemos aquí ante tu Divina Majestad, con estos tus santos dones, que ahora te ofrecemos, el memorial que tu Hijo nos ha mandado hacer; recordando su bendita pasión y preciosa muerte, su poderosa resurrección y gloriosa ascensión; tributándote las más cordiales gracias por los innumerables beneficios procurados para nosotros por las mismas. La Invocación Y SUPLICAMOSTE humildemente, oh, Padre misericordioso, nos escuches; y, por tu poderosa bondad, te dignes bendecir y santificar, con tu Verbo y Espíritu Santo, estos tus dones y criaturas de pan y vino; para que, recibiéndolos, conforme a la santa institución de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, en memoria de su pasión y muerte, seamos partícipes de su muy bendito Cuerpo y Sangre. Y DESEAMOS ardientemente que tu bondad paternal acepte benignamente éste nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias; suplicándote muy humildemente nos concedas que, por los méritos y la muerte de tu Hijo Jesucristo, y mediante nuestra fe en su Sangre, nosotros, y toda tu Iglesia, obtengamos la remisión de nuestros pecados, y todos los demás beneficios de su pasión. Y aquí, Señor, nos presentamos y hacemos ofrenda de nosotros mismos, nuestras almas y nuestros cuerpos, como un sacrificio razonable, santo y vivo, para ti; rogándote humildemente, que nosotros, y todos los que participemos de esta Santa Comunión, recibamos dignamente el preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesucristo, y seamos llenos de tu gracia y bendición celestial, y hechos un cuerpo con El, para que El habite en nosotros, y nosotros en El. Y aunque, por nuestros muchos pecados, somos indignos de ofrecerte sacrificio alguno; sin embargo, te suplicamos aceptes éste nuestro deber y servicio obligatorio; no pesando nuestros méritos, sino perdonando nuestras ofensas, mediante Jesucristo nuestro Señor; por Quien, y con Quien, en la unidad del Espíritu Santo, sea todo honor y gloria a ti, oh, Padre omnipotente, por los siglos de los siglos. Amen. Y ahora, conforme nuestro Salvador Cristo nos ha enseñado, nos atrevemos a decir: PADRE nuestro, que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre. Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, Así en la tierra como en los cielos. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, Mas líbranos de mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre jamás. Amen. Entonces el Presbítero, arrodillándose delante de la Mesa del Señor, dirá en nombre de todos los que han de recibir les Comunión, la Oración siguiente. NOSOTROS no nos atrevemos a venir a ésta tu Mesa, oh Señor misericordioso, confiados en nuestra rectitud, sino en tus muchas y grandes misericordias. No somos dignos ni aún de recoger las migajas debajo de tu Mesa. Mas Tú eres el mismo Señor, siempre misericordioso por naturaleza: concédenos, por tanto, Señor, por tu clemencia, que de tal modo comamos la Carne de tu amado Hijo Jesucristo, y bebamos su Sangre, que nuestros cuerpos pecadores sean limpios por su Cuerpo, y nuestras almas lavadas por su preciosísima Sangre; y que siempre vivamos en El, y El en nosotros. Amén. Aquí podrá cantarse un himno Entonces el Presbítero recibirá primero, la Santa Comunión en ambas especies, y luego procederá a darla de igual modo a los Obispos, Presbíteros y Diáconos (si hubiere algunos presentes), y enseguida al Pueblo también en orden, poniéndola en sus manos, devotamente arrodillados. Se dará oportunidad suficiente a todos los presentes para comulgar. Y cuando de El Pan, dirá, EL Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que fue dado por ti, preserve tu cuerpo y alma para la vida eterna. Toma y come esto en memoria de que Cristo murió por ti, y aliméntate de El en tu corazón por fe, con acción de gracias. Y el Ministro al dar el Cáliz dirá, A Sangre de nuestro Señor Jesucristo, que fue derramada por ti, preserve tu cuerpo y alma para la vida eterna. Bebe esto en memoria de que la Sangre de Cristo fue derramada por ti, y sé agradecido. Si el Pan o el Vino consagrados se acaban antes de que todos hayan comulgado, el Presbítero consagrará más, según la forma prescrita anteriormente comenzando en el Gloria a Ti, Dios Omnipotente, y acabando con las palabras, partícipes de su muy bendito Cuerpo y Sangre. Cuando todos hayan comulgado, el Presbítero volverá a la Mesa del Señor, y pondrá reverentemente sobre ella lo que hubiere quedado de los Elementos consagrados, cubriéndolos con un lienzo limpio. Entonces, El Presbítero dirá, Oremos OMNIPOTENTE y eterno Dios, te damos cordiales gracias, porque te dignas nutrir a los que hemos recibido debidamente estos santos misterios, con el alimento espiritual del preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; y nos aseguras por ello tu favor y bondad para con nosotros; y que somos verdaderos miembros incorporados al Cuerpo místico de tu Hijo, que es la bendita compañía de todo el pueblo fiel; siendo también, por medio de la esperanza, herederos de tu reino eterno, por los méritos de su preciosísima muerte y pasión. Y te suplicamos, muy humildemente, oh, Padre Celestial, que de tal modo nos asistas con tu gracia, que continuemos en tan santa compañía, y hagamos todas las buenas obras que Tú has preparado para que andemos en ellas; mediante Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amen. Estando todos de pie, entonces se dirá el Gloria in excelsis, o cualquier Himno apropiado GLORIA a Dios en las alturas, y en la tierra paz, a los hombres buena voluntad. Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias, por tu grande gloria, Oh Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Omnipotente. Oh Señor, Hijo Unigénito, Jesucristo; Oh Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros. Tú, que quitas los pecados del mundo, acepta nuestra oración. Tú, que estás sentado a la diestra de Dios Padre, ten misericordia de nosotros. Porque Tú sólo eres santo; Tú sólo eres el Señor; Tú sólo eres Altísimo, oh Cristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén. Entonces, el Pueblo arrodillado, el Presbítero (o el Obispo, si estuviere presente), lo despedirá con esta Bendición LA Paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guarde vuestros corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor: Y la Bendición de Dios Omnipotente, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, sea con vosotros, y more con vosotros eternamente. Amen. RUBRICAS GENERALES En ausencia del Presbítero, un Diácono puede decir lo que está prescrito, en este oficio, hasta el fin del Evangelio En domingo y otros días festivos (aunque no haya sermón, o Comunión), puede decirse lo que está prescrito en la Santa Comunión hasta el fin del Evangelio, terminando con la Bendición. Si sobrare Pan y Vino consagrados, después de la Comunión, no serán llevados fuera de la Iglesia; sino que el Presbítero, con otros comulgantes, deberá inmediatamente después de la Bendición, reverentemente consumirlos. Si entre los que vienen a participar de la Santa Comunión, el Presbítero sabe de alguno que abierta y notoriamente sea de mal vivir, o que haya ocasionado algún daño a su prójimo, por palabras u obra, de manera que la Congregación se halle ofendida; deberá advertirle que no presuma acercarse a la Mesa del Señor, hasta que haya declarado abiertamente su arrepentimiento sincero, y enmendado su mala vida pasada, para que así quede satisfecha la Congregación; y que haya recompensado a los que hubiere agraviado; o cuando menos, declare tener el firme propósito de hacerlo, tan pronto como pueda. Lo mismo observará el Presbítero con aquellos, entre los que sabe que existen odio y malicia; no permitiéndoles participar de la Mesa del Señor, hasta saber que se han reconciliado. Mas si una de las partes en desacuerdo está dispuesta a perdonar, de todo corazón, lo que la otra haya hecho en su contra, o a desagraviarla en lo que la hubiere ofendido; y la otra parte no está dispuesta a tener una piadosa reconciliación, sino que persiste en su desavenencia y malicia; el Presbítero, en ese caso, debe admitir a la Santa Comunión a la persona arrepentida y no al que permanece obstinado. Se advierte a todo Presbítero que cuando rechace a alguien, según queda especificado, está obligado a informar del caso a su Ordinario, dentro de los catorce días siguientes. |
El Seminarista, lector, diácono, sacerdote u obispo, son libres y autónomos para usar las palabras en latín (escritas en el manual antes de 1515), o reemplazar las mismas palabras en el lenguaje del país originario sin lesionar la traducción literaria, la praxis de la semántica como la connotación lingüística y social del significado, y debe tener en cuenta el respeto por la cultura e idiosincrasia de creyentes y no creyentes. Informes: obispoleo7@gmail.com
Sunday, July 20, 2025
Pentecostes Anglo
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
Matutina Oracion
CANON 5. DE LA LITURGIA Y EL CULTO ANGLO CATÓLICO IAL-OACM - Formas complementarias para la práctica y enseñanza del numeral 5.04 (Acat...

-
CANON 5. DE LA LITURGIA Y EL CULTO ANGLO CATÓLICO IAL-OACM - Formas complementarias para la práctica y enseñanza del numeral 5.04 (Acat...
-
Fórmula para Ordenar Presbíteros Llegado el día señalado por el Obispo para este objeto, se predicará un Sermón o Exhortac...
-
MOVIMIENTO ANTIGUO ANGLO CATOLICO 1515 IGLESIA ANGLICANA LATINO-AMERICANA 1975 Esta liturgia Anglo Católica de la Iglesia Anglo Colombiana (...
No comments:
Post a Comment